Automomificación, ¡las fases para momificarse vivo!
Es tal y como suena. La automomificación, el Sokushinbutsu, se refiere al largo procesopor el que pasa una persona para conseguir convertirse en una momia “en vida”, puesto que sólo muere al final del desarrollo de tan impactante misión.
Las fases por las que se pasa son 3. Estos 3 momentos de momificación suelen tener, cada uno, una duración de 1000 días, lo que supondría un total de unos 9 años para conseguir convertirse en una momia por voluntad propia. ¿Lo peor? El individuo pasa la mayor parte de estos años vivo.
- Primera fase de automomificación:
Lo primero que hacían los monjes que practicaban la automomificación era cambiar al 100% su dieta. ¿En qué consistía la nueva?
Lo único que debían comer eran, básicamente, frutos secos, fruta y semillas. Al contrario de lo que puedas pensar, este cambio alimenticio no se acompañaba de inmobilidad, sino que se requería además, mantener una rutina de ejercicios físicos.
Como te hemos comentado, las fases duran mil días. Así que, en estos 3 años de la primera fase, el cuerpo del individuo experimenta una pérdida considerable y veloz de grasa corporal. ¿Por qué se propicia esto? Para eliminar el máximo de agua y calor del cuerpo, ya que ambos aceleran la descomposición de los tejidos una vez muerto. La grasa, como sabrás, cuenta con mucha agua y favorece la aparición de calor, el cuál está vinculado a la mayor aparición de bacterias, cuando se trata de descomposición.
- Segunda fase de automomificación:
1.000 días más en los que los monjes que se automomificaban modificaban de nuevo su dieta. En esta fase, las cantidades iban disminuyendo y consistía en corteza de árbol y raíces (no demasiado sabroso). Esto se complementaba con el abandono absoluto de los ejercicios físicos, que se sustituían por meditación.
Esta dieta, mezclada con la inactividad, les hacía perder muchísimo músculo y grasa corporal. ¿Por qué? De este modo evitaban gran parte de las posibilidades de que, al morir, insectos y bacterias se reprodujeran en su cuerpo.
No queremos ni imaginar los débiles que debían estar los monjes que decidían seguir este ritual, pero, aún así, debían seguir modificando su cuerpo.
En esta fase, los monjes, además, tomaban savia del árbol de la laca (Toxicodendron vernicifluum) y hacían un té especial con ella. Quizá te haya sonado apetecible que en este estado de debilidad en el que se debían encontrar tomaran té, pero esa idea cambiará radicalmete cuando sepas que se trata de una sustancia sumamente tóxica. Para que te hagas una idea: esta savia se usa como barniz de muebles. Sus efectos son vómitos continuos, incontinencia urinaria y sudoración extrema.
¿Para qué todo este calvario? Si anteriormente te hemos hablado de cómo afectan el agua y los insectos en el proceso de descomposición, comprenderás que quienes deseaban automomificarse buscasen una forma de deshidratarse y matar insectos, y esta savia lo conseguía. Les dejaba “secos” y era tan nociva que mataba a cualquier criatura que quisiera anidar en ellos, una vez fallecidos.
- Tercera y última fase:
Después de deshidratarse, todavía vivo, la siguiente fase de la automomificación esenterrar a quien quiere momificarse, dejando una pequeña entrada de aire para permitirle respirar.
En estos 1.000 días de la última fase, el individuo muere y su cuerpo, ayudado por la tremenda deshidratación, la savia de árbol de la laca y la falta de grasa, se seca y queda modificado.
Tras 9 largos años de este impactante proceso, el individuo ya es una momia.
¿Imaginabas que el proceso de automomificación funcionaba así? De hecho, ¿creías que era posible hacerlo?
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